domingo, 23 de diciembre de 2012

Sentidos.

Veo mis ojos en el estanque,
parecen cerrados, casi sombríos,
anegados por un tono rojo en las bolsas.

Miro mis manos,
amarillas de tanta tierra,
rugosas de escarbar tan adentro de mi.

Siento el latir de mi corazón,
como una orquesta muda,
asordinada por el tiempo y la distancia.

Escucho mi andar,
que va raspando el suelo,
esforzándose en subir un poco más arriba,
para no desgastar más la escasa energía que me queda.

Toco la esperanza,
que brilla siempre, aunque esté ciego,
me quema.

Pruebo la amargura del silencio,
y descubro un pasaje que me lleva hasta el interior de mi mismo.
Hay cadenas, calaveras, huesos, basura y flores.

Huelo las flores que quedan intactas,
y por muchas espinas que tengan,
las acaricio.
Me intento a asir a ellas, a su belleza,
a su paciencia, como si fuera la última cosa que hiciera en este mundo.


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