viernes, 7 de diciembre de 2012

Desde ese día maldito

Desde que dejaste de tocarme, 
los árboles de la avenida se han marchitado. 
Las esquinas se han desgastado, y mi alma se ha apagado. 

Siento algunos recovecos vacíos dentro de mi ser. 
Ahi solías parar tu, para admirarme.
Hoy de eso queda poco,me siento pequeño, insignificante. 
La culpa es de mi dolor, que te ha empañado las pupilas. 


Ya no sé que decir, o hacer. 

Lo intento todo, no quiero rendirme.

Paciencia, me recomiendo, porque limpiar mis lágrimas me ha costado  todo un corazón.
Atrás quiero dejar el pasado, y atrás está, 

a pesar que las heridas tan profundas que tengo, 
y que me resulta imposible compartir.

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