martes, 25 de diciembre de 2012

In my dreams

Quizás no te encuentre en las fuentes que frecuentaba,
ni en los rincones absurdos que merodeo,
ni tan siquiera en los pequeños bosques.

Quizás no te escuche de viva voz, ni te pruebe como un helado de verano,
poco probable que te vea junto a mi en este momento.

A lo peor, ni consigo resonar en tu recuerdo,
ni captar el momento que fue nuestro,
desterrado y ausente.

Doy saltos, veo cada una de las imágenes de ti,
y se cuelan sensaciones desconocidas,
todas llenas de luz.

Y de repente, me ilusiono,
vuelvo a pensar en ti,
como si estuvieras junto a mi,
estrechando el espacio que hay entre nosotros peligrosamente.

Entonces se esfuma el dolor, y todo el cielo es júbilo,
se mueven los planetas, y la galaxia retumba,
y hasta casi, se asusta.

Los gatos se escapan a sus tejados, imitándonos,
buscándonos ciegos en un mar de infiernos y ángeles.
Ese hilo que se siente, que te atraviesa el corazón,
y llena de aire el alma.
Se oyen chispas y olas de mar, fresco, húmedo, salado, auténtico.

Desde entonces lucho contra el sueño,
porque sé que cuando me duerma acabará este sueño,
no podré encontrarte más.
Serás sólo parte de mi imaginación, mi mundo onírico, mi parcela de sueños,
ahi escondida, en una calle hecha de bronce amanecer.

Recuerdo que después de separarnos, me fui al pasado,
y descubrí que los valles eran más hemosos de lo que recordaba.
Había nuevos árboles, arbustos, flores, visiones.
Y seguí calle abajo, dónde los niños jugando a la pelota,
deseaban un futuro mejor.
Al llegar al fondo del valle me encontré un tesoro brillante,
aúreo y maravilloso, que era todo de fantasía y sueño.
Lo pude tocar con las manos, deleitarme con su espuma, con su resplandor.
Era la felicidad.

Entonces desperté, muy suave, sonriendo.
Enseguida supe que tenía que volver a soñarte,
a encontrarte.

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