lunes, 20 de abril de 2015

el niño interno

Hay un lugar, dentro de todos nosotros,
en el que reside nuestro niño interno.
Ese que nunca nos abandonó, ni piensa hacerlo.
Lo solemos tener en una especie de jaula bonita,
de colores vivos y variados.
Muchos procuran que no le molesten mucho,
los niños hacen mucho ruido y nunca se están quietos,
salvo cuando duermen o cuando están soñando despiertos.
Además requieren de muchas atenciones,
alimentarse, vestirse, hacer las tareas diarias,
convivir, jugar, correr, mancharse, vomitar,
defecar, hacer pis, hablar, aprender...
y en ocasiones, doblar la ropa y hacer la cama.
- Mejor lo hago yo - Dice nuestro adulto,
y deja al niño interior ocioso, sin apenas cosas que hacer.
Si, tiene bonitos juguetes y una colección extensa
de libros, cuadernos, chuches, música y manualidades.
-Además tiene su propio cuarto, allí puede hacer todo lo que quiera.-
Los niños siempre quieren salir al exterior y conocer el mundo.
Quieren probar y experimentarlo todo,
Tener la realidad bajo control.
- Bueno, algún día cuando me venga bien lo saco de paseo-
El niño se aburre y empieza a llorar y patalear,
a portarse mal y destruir lo que tiene alrededor.
El adulto lo reprime:
- ¡pórtate bien!-
Entonces la criatura, el niño, que eres tú mismo,
se confunde.

No confines a tu niño interior en un territorio cerrado,
deja que vaya contigo a todas partes.
Cuídalo con amor,
porque cuando menos lo esperes, sacará lo mejor de ti mismo.
Y te darás cuenta que aunque seamos altos, maduros y adultos,
tenemos siempre puesta, bajo nuestra piel,
la misma alma con la que nacimos.

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