Acudí temprano al reparto de panes,
allí estabas como siempre,
con tus joyas, tu perfume, tu cámara de fotos,
y una postura que recordaba a los románticos.
Te llevaste ese día tu peor sonrisa,
no querías sacar a pasear tu alegría,
creías que así serías más visible entre el gentío.
Querías que te hablara como sea,
pediste a los santos que diera el paso,
y te empezaste a burlar para ponerme nervioso.
Vino la mariposa gris en carruaje,
y te dió un bofetón silencioso,
no quisiste entrar a pelear porque perdías el turno,
y tu billete, ya estaba comprado.
Aproveché para escabullirme.
Llevo ya tres días sin comer,
uno más, uno menos,
qué más dá.
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