domingo, 7 de junio de 2015

El segundo

Se recostó a la vera del río,
abrazando sin piedad las raíces,
y probando el fruto de su aire.

Se sintió extraño,
cómo si de una vida nueva se tratase,
ese raro sentimiento
de nacer otra vez.

Se cuelan sueños por las rendijas,
la bruma se hace verde y comienza a despertar,
en un día que,
sin embargo,
es como cualquier otro.

Me puse el sombrero,
y me dejé llevar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario